En la creación de los nuevos planes de estudio, se necesita que desarrollen en los alumnos las competencias socioprofesionales, propias de sus carreras. Esta noción de competencia, además, la encontramos frecuentemente articulada a otros dos constructores educativos fundamentales, las situaciones de aprendizaje y el aprendizaje significativo”.1
La ideología, de la competencia académica, está siendo desplazada por otra: la de la competencia operativa”.[1] Esto significa, que “el interés de la sociedad –si no el del ámbito académico- se inclina hacia formas de conocimiento que tienen un valor de uso en el mercado del trabajo”.[2] Estas dos tendencias, la académica y la operacional, “reflejan mundos e intereses limitados (el mundo académico y el mundo del trabajo)”.[3]
Esté enfoque de las competencias quiere decir, que exista una relación entre los logros de los egresados y las necesidades de las empresas, es decir, que los egresados estén capacitados para cumplir con los requisitos que demanden las empresas o las escuelas a nivel superior. Es por eso que es necesario, considerar a los conocimientos como una realidad construida por el propio sujeto, en el proceso mismo de aprenderla, exigiendo al docente comprender que no solo hay que trasmitir el conocimiento teórico, sin ninguna aplicación práctica, es decir no solo basta saber que contenidos se van a enseñar y que estrategias didácticas deben usar para mediar mejor el aprendizaje, sino también hay que ejemplificar las aplicaciones de los diferentes conocimientos adquiridos, para que el alumno perciba con mayor claridad el ¿para qué? y el ¿por qué? de toda esa información. “Siendo así el docente un mediador del proceso de aprendizaje”6 a través de las diferentes estrategias de enseñanza que le permitan el desarrollo de las diferentes competencias de la EMS.
En la problematización de un tema hay que situar el aprendizaje, es decir, ubicar el planteamiento del problema en la realidad que se vive, y hacer que el aprendizaje sea significativo, para así interesar al alumno en la búsqueda y logro de la solución a la problemática planteada al inicio de cualquier planeación didáctica.
En el proceso de enseñanza-aprendizaje donde se relaciona la, problematización, competencia, aprendizaje significativo y aprendizaje situado, el alumno relacionará los conocimientos teóricos con las acciones de la vida diaria, es decir, que le encuentre sentido y aplicación a todos aquellos aprendizajes que desarrollo en el aula.
En algunas ocasiones el ejemplificar las definiciones de diferentes conceptos de manera práctica, o con las vivencias de los docentes, e incluso con la vivencias personales de los mismos alumnos o sus propios familiares, es de esta manera que el aprendizaje toma otro sentido de interpretación, siendo de esta la forma en que se relacionan las competencias y el aprendizaje situado y significativo.
En el aprendizaje situado o significativo no solo es dar una solución al problema, sino también es necesario, aprender a utilizar un lenguaje adecuado y de acuerdo a la formación o perfil del profesionista.
“Elegir una acción como aquella que ha de fomentar el desarrollo de una competencia, tanto en el maestro como en el alumno, es de alguna manera construirse así mismos, pues eligiendo tal acción está al mismo tiempo optando por una apropiación del mundo”22. La construcción del conocimiento, aún en sus aspectos más insignificantes, implica una construcción de la realidad, con una mejor calidad de vida para el maestro como para el alumno.
Si mejoramos la calidad de la educación mejoramos todos como personas y como país.
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